Dos sitios tradicionales de Colonia del Sacramento

Dentro de Colonia del Sacramento se encuentra una construcción que data de la época en que los españoles pretendían conquistar la ciudad fundada por los portugueses y un parque más reciente, donde se encontraba una casa, que pertenecía al estanciero argentino Aarón de Anchorena.

Estancia presidencial de Anchorena / Foto: Presidencia

CAPILLA DE SAN BENITO

En 1761, cuando Pedro de Cevallos inicia el cuarto sitio militar a la Colonia del Sacramento, hecho que culminaría en octubre de 1762, se instaló en un lugar al que llamó “Real de San Carlos”. La fundación del paraje se concretó en junio de 1761; se le dio el nombre de “Real” por ser territorios del Rey y “de San Carlos” debido a que las tropas jesuíticas eran muy afectas a la religión católica y en honor al Rey Carlos III de España.

Debido a la estratégica posición geográfica que este lugar mantenía, servía como punto de apoyo a la artillería, ya que los españoles sólo podían desembarcar allí debido a la profundidad del río. En este paraje se mandó a construir un hospital militar y una iglesia. Las tropas españolas nunca emprendían una conquista sin tener consigo un sacerdote, el cual cumplía roles de párroco, maestro de escuela, médico y enfermero cuando era necesario.

Se supone que el hospital y el convento formaban un solo edificio, así como el cementerio que se ubicaba alrededor de la capilla. Cevallos, que pensaba que debía conservar el espíritu cristiano de los españoles, mandó a sus soldados y a los indios a construir una iglesia. Mediante la utilización de barro, piedra y ladrillo de adobe se alzó el templo que tenía como amplitud 22 metros de largo por ocho de ancho y las paredes de 80 centímetros de espesor. Para concluir, se utilizaron tejas españolas apoyadas en tirantes de madera dura y cañas tacuaras quinchadas unidas por correas de cuero. Se le llamó “Capilla de San Carlos” y luego “Capilla de San Benito”.

PARQUE ANCHORENA

Ubicado en la costa platense del departamento, en el paraje conocido como Barra de San Juan, es uno de los sitios de mayor extensión de Colonia. El área ocupa una superficie de 1.369 hectáreas que fueran legadas al Estado uruguayo por Aarón de Anchorena con el cometido de que allí se estableciera un parque con fines educativos, recreativos y de interés general “para bienestar y solaz de la población”.

El Parque Anchorena fue habilitado para uso público en 1989 a través de una actividad e interpretación ambiental pionera en el país. Además, por disposición testamentaria, la casa principal, construida en 1911, cumple funciones como residencia de descanso presidencial. Como en tiempos de su antiguo morador, esta casa sigue siendo sede de importantes encuentros internacionales.

Anchorena eligió este rincón privilegiado para crear un verdadero paraíso natural rural. Las primeras plantaciones del parque datan de 1908. Entre más de 200 especies arbóreas y arbustivas, provenientes de todos los rincones del planeta, se destacan varias clases de robles, alcornoques, araucarias, cipreses calvos, arces japoneses y más de 60 tipos de eucaliptos que conforman una de las colecciones más importantes del país, a la que se suman elementos de nuestra flora autóctona; bordea el río San Juanun importante monte ribereño que ocupa más de 300 hectáreas donde se destacan ceibos, canelones, lapachillos, mataojos, coronillas y arrayanes.

Con respecto a la fauna, en el parque coexisten especies autóctonas y exóticas. De las primeras, se destacan las aves, representadas por más de 75 especies. Entre las especies exóticas, es especialmente atractivo el ciervo Axis, originario de la India, que Anchorena introdujo en Uruguay en la década de 1920, al igual que el jabalí del Cáucaso ruso.

Dentro de las construcciones principales se destaca la torre de 75 metros de altura, inaugurada en 1927, en homenaje al navegante Sebastián Gaboto. Una escalera de caracol de 320 escalones conduce a dos miradores desde donde se aprecia un panorama de gran belleza. En su base, Anchorena mandó construir un sepulcro donde yacen sus restos desde el 24 de febrero de 1965, fecha de su fallecimiento, tal como lo dispuso en su testamento.

Deja una respuesta

Your email address will not be published.