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El nuevo combustible energético a base de bacterias

Efectuar la conversión de petróleo a combustibles requiere una compleja química inventada en el siglo XIX. Aunque, según científicos del Laboratorio Berkeley, las bacterias han estado generando moléculas de energía a base de carbono durante miles de millones de años.

Foto: TecnoXplora/ autor: Pablo Cruz-Morales

Este combustible cuenta con el beneficio de ser amigable con el medio ambiente, hecho no menor en la realidad medioambiental actual. Además, gracias a su versatilidad es posible utilizarlo incluso en cohetes espaciales.

A fin de poder desarrollar su idea, un grupo de especialistas en biocombustibles, tomaron como inspiración una molécula antifúngica fabricada por la bacteria Streptomyces. A raíz de la misma, los investigadores trabajaron en la creación de un combustible completamente novedoso, que ha proyectado una densidad mayor de energía que la empleada por cohetes en la actualidad.

Según el creador del proyecto, Jay Keasling “anterior a este trabajo, los combustibles altamente densos en energía sólo podían generarse partiendo del petróleo y estees caracterizado por ser un proceso altamente tóxico.” Sin embargo, el combustible en proceso de creación por parte de su grupo dejará menos contaminación, puesto que las bacterias se alimentan de materia vegetal, la cual a su vez, está compuesta por dióxido de carbono.

Los científicos afirman que estas moléculas cuentan con un potencial energético increíble, que hace posible la creación de un combustible que funcione con eficacia. De manera que, dicho combustible contaría con una base biológica y, además, mejores propiedades que los que se emplean en la actualidad.

Durante la realización de su estudio, Keasling destinó tiempo a buscar una combinación de enzimas de Streptomyces mediante el análisis de su genoma. A través de esta mezcla, el investigador pretendía realizar una molécula a partir de las bacterias ya presentes, con propiedades de combustible listo para quemar.

Bajo esta operativa, los científicos lograron ahorrar los ensayos de prueba y error. «Hemos buscado en miles de genomas las vías que producen naturalmente lo que buscábamos. De manera que, evitamos la ingeniería que puede o no funcionar y empleamos la mejor solución de la naturaleza», señaló el investigador Pablo Cruz-Morales, uno de los autores del ensayo.

Por desgracia, las bacterias no cooperaron en lo referente a la productividad. Presentes en todos los suelos continentales, a los Streptomyces se los conoce por su capacidad para producir sustancias químicas inusuales que se utilizan a día de hoy en antibióticos y medicamentos en contra del cáncer.

Cruz-Morales admitió que los Streptomyces “son caprichosos y difíciles de trabajar con ellos en el laboratorio”. Sin embargo, los científicos han logrado que estas moléculas puedan servir como combustible a través de un proceso similar al de la producción del biodiesel.

Llevar a cabo el desarrollo de este combustible promete mucho, pero aun así, los científicos del laboratorio Berkeley todavía no han producido suficientes moléculas para las pruebas en cuestión. «Se requieren al menos diez kilogramos de combustible para realizar una prueba en un motor de cohete real, y aún no llegamos hasta ahí”, sentenció.

Por este motivo, los colaboradores del Sandia National Laboratories han recurrido a realizar simulaciones en ordenadores a fin de estimar cómo sería este combustible comparado a los tradicionales. Según los datos obtenidos de estas pruebas, el combustible realizado por el Laboratorio Berkeley es seguro y estable frente a una temperatura ambiente.

+Datos:
Los científicos tienen la esperanza de transformar el proceso en una cepa bacteriana de trabajo que, acabaría produciendo cantidades masivas de moléculas de este combustible en cuestión a partir de fuentes alimentarias de desecho de plantas.

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