En el Día Mundial de las Habilidades de la Juventud se revela que hay 273 millones de jóvenes que no estudian ni trabajan

Desde que se declaró el día en 2014, las celebraciones del Día Mundial de las Habilidades de la Juventud han brindado una oportunidad única para el diálogo entre la juventud, las instituciones educativas y de formación técnica y profesional (ECTP), las empresas, las organizaciones de empleadores y trabajadores, los encargados de formular políticas y los asociados para el desarrollo.

El Día Mundial de las Habilidades de la Juventud 2022 se celebra en un contexto de máximos esfuerzos por conseguir una recuperación socioeconómica tras la pandemia de COVID-19 y que están a su vez relacionados con desafíos como el cambio climático, los conflictos, la pobreza persistente, el aumento de la desigualdad, el rápido cambio tecnológico y la transición demográfica, entre muchos otros.

Las mujeres y niñas jóvenes, los jóvenes con discapacidad, los de las comunidades más pobres y/o rurales, los pueblos indígenas y los grupos minoritarios, así como quienes sufren las consecuencias de los conflictos violentos y la inestabilidad política, continúan excluidos debido a una combinación de factores. Además, la crisis ha acelerado varias transiciones por las que ya estaba pasando el mundo del trabajo, que añaden capas de incertidumbre sobre las habilidades y competencias que se demandarán después de que se supere la pandemia.

Las Naciones Unidas y agencias como UNESCO-UNEVOC ayudan a abordar estos desafíos reduciendo las barreras de acceso al mundo del trabajo, asegurando que las habilidades adquiridas sean reconocidas y certificadas, y ofreciendo oportunidades de desarrollo de habilidades para los que están fuera del mercado laboral: jóvenes escolarizados y aquellos que no tienen empleo, educación o capacitación (NINI). Durante esta Década de Acción para la Agenda 2030, la plena participación de los jóvenes en los procesos globales es vital para generar cambios positivos e innovación.

En el mundo actual, el creciente desempleo juvenil es uno de los problemas más acuciantes con los que se enfrentan las economías y sociedades, tanto de países desarrollados como en desarrollo. El último informe «Tendencias mundiales del empleo juvenil 2020: la tecnología y el futuro de los empleos» muestra que desde 2017, ha habido una tendencia al alza en el número de jóvenes que están desempleados y no cursan estudios ni reciben formación (los ninis).

En 2016 había 259 millones de jóvenes clasificados como ninis, un número que aumentó a una cifra aproximada de 267 millones en 2019, y se proyecta que continúe subiendo a alrededor de 273 millones. En términos de porcentaje, la tendencia también aumentó ligeramente de 21.7 % en 2015 a 22.4% en 2020, lo que implica que se perderá el objetivo internacional de reducir la tasa de jóvenes que no están empleados y no cursan estudios ni reciben formación.

Con el objetivo de concienciar sobre la importancia en invertir en el desarrollo de las habilidades de la juventud, la Asamblea General de las Naciones Unidas decidió en su resolución A/RES/69/145 designar el 15 de julio como el Día Mundial de las Habilidades de la Juventud.

¿Qué papel juega la enseñanza y formación técnica y profesional?

La enseñanza y la formación son cruciales para cumplir la Agenda 2030. La visión de la Declaración de Incheon: Educación 2030 queda plenamente plasmada en el Objetivo de Desarrollo Sostenible número 4: “Garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos”. En la agenda Educación 2030 se presta gran atención al desarrollo de competencias técnicas y profesionales, específicamente en lo que se refiere al acceso a una enseñanza y formación técnica y profesional asequible y de calidad; la adquisición de competencias técnicas y profesionales con miras al empleo, el trabajo decente y el espíritu empresarial; la eliminación de las disparidades entre los géneros y la garantía de acceso de las personas vulnerables. En este contexto, se espera que la enseñanza y formación técnica y profesional (EFTP) permita responder a múltiples demandas de naturaleza económica, social y ambiental ayudando a los jóvenes y adultos a desarrollar las competencias que necesitan para el empleo, el trabajo decente y el espíritu empresarial, promoviendo el crecimiento económico sostenible e inclusivo y apoyando la transición a las economías ecológicas y la sostenibilidad ambiental.

La EFTP puede dotar a los jóvenes con las competencias necesarias para acceder al mundo laboral, incluidas competencias para el empleo por cuenta propia. También puede mejorar la capacidad de respuesta a la demanda cambiante de competencias de las empresas y las comunidades, y aumentar la productividad y los niveles salariales. La EFTP puede contribuir a reducir los obstáculos que dificultan el acceso al mundo laboral, por ejemplo a través del aprendizaje en el empleo, y garantizar que las competencias adquiridas sean reconocidas y certificadas. También puede ofrecer oportunidades para desarrollar aptitudes a personas poco cualificadas que están subempleadas o desempleadas, a jóvenes que están fuera de las instituciones educativas y a personas que ni trabajan, ni estudian ni reciben formación.

¿Sabías que…?

Estimaciones recientes sugieren que se tendrían que crear 600 millones de puestos de trabajo en los próximos 15 años para satisfacer las necesidades de empleo de los jóvenes.

La proporción de jóvenes que ni estudian ni trabajan se ha mantenido obstinadamente alta durante los últimos 15 años y ahora se sitúa en el 30% para las mujeres jóvenes y el 13% para los hombres jóvenes en todo el mundo.

Los jóvenes de entre 15 y 24 años se han visto aún más afectados por la crisis de COVID-19 que los adultos. A nivel mundial, el empleo juvenil cayó un 8,7% en 2020, en comparación con el 3,7% de los adultos.

Las empresas y organizaciones de formación prácticamente paralizaron su actividad debido a las medidas de confinamiento durante la pandemia. La capacitación se interrumpió para el 86% de los aprendices y el 83% de las personas en prácticas. Casi la mitad de las empresas han dejado de pagar algún tipo de remuneración a los becarios o aprendices.

La población joven crecerá en más de 78 millones entre 2021 y 2030 y los países de bajos ingresos representarán casi la mitad de ese aumento. Los sistemas de educación y formación deberán responder a este desafío.

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