Ennio Morricone, el maestro

La excelencia de un compositor, dio vida extra a las película en donde estampó su marca.

Ennio Morricone

No resulta tan exagerado afirmar que, a nivel de la música de películas, hay un antes y un después con Ennio Morricone Quizás Vangelis pueda aproximarse a su nivel de empatía para con las imágenes audiovisuales si contabilizamos su trabajo en “Blade Runner” o “Carrozas de fuego” pero son dos ejemplos puntuales que Morricone supera ampliamente con melodías que han quedado en el oído del espectador para siempre. Baste recordar la inolvidable escena final de “El bueno, el malo y el feo” para comprender como, de manera inobjetable, esa música forma parte de la secuencia en un todo, transformando el momento en uno de los registros clásicos de la pantalla gigante.

Un hallazgo que Morricone continuó en excelencias como la melodía del reloj del coronel Mortiner en el filme “Por un puñado de dólares” o el sonido de la armónica que empuña Charles Bronson en “Érase una vez en el Oeste”.

El documental dirigido por Giuseppe Tornatore, a partir de la imagen de un metrónomo, se toma sus buenas dos horas y media para pasar revista a su historia de vida y obra, recogiendo momentos culminantes de su labor artística y la palabra de quienes lo conocieron personalmente (o admiraron a lo lejos) como Gino Paoli, Bruce Springsteen, Wong Kar Wai, Bernardo Bertolucci, Pat Metheny, Gillo Pontecorvo, Terrence Malick, Clint Eastwood, Sergio Leone, Oliver Stone y Quincy Jones, entre tantos otros que hablan de su experiencia frente al sonido del maestro que los marcó para siempre.

Porque Morricone dio vida extra a las película en donde estampó su marca. Tal es el caso de la poética que emana “Cinema Paradiso” en sus momentos finales, la monumental sonoridad que alcanza en “La misión”, el toque preciso para “Los intocables”, la estupenda banda sonora de “Bugsy”, la intensidad romántica que logra en “Malena” o la rotunda propuesta que genera en “Los ocho más odiados”. No son los únicos ejemplos de los cuales podría tomarse nota porque el maestro compuso también la música de “Érase un vez en América”, “Corazones de hierro”, “Metello”, “Stanno tutti benne”, “Pajaritos y pajarracos” “Sacco y Vanzetti”, “Days of heaven” y “La leyenda del pianista en el océano”, aunque la lista sigue, casi interminable.

Si bien, al principio le escamotearon un merecido premio por su arte, el star system, más adelante, tuvo oportunidad de resarcirse con tres Globos de Oro, seis premios Bafta, dos premios Grammy, diez distinciones David Donatello, el León de Oro de Venecia y dos Oscar de Hollywood, uno de ellos honorífico por su trayectoria. Ni más ni menos. Una bestia musical.

Hijo de un trompetista, continuó con la profesión de su padre hasta que un amigo de la infancia (el director Sergio Leone) lo convocó para que participara en la ambientación sonora de sus filmes, marcando el comienzo de una historia que lo llevaría al reconocimiento unánime como compositor magistral.

Como detalla el documental, Morricone, en principio, no quería ser reconocido solamente como realizador de bandas sonoras de películas y trabajó, casi en paralelo, en piezas experimentales con el grupo Nuova Consonanza, que distaban bastante del sonido que marcaba en pantalla. Esto es parte de la historia que narra el documental desde los comienzos del artista, la austeridad familiar, su desempeño en clubes nocturnos siendo todavía adolescente, suplantando a su padre enfermo hasta las dos de la mañana, tratando de “parar la olla” y como director de una banda militar.

Desde estudiante comenzó a romper ciertas convenciones, más allá de la confesa admiración de algún mentor como el profesor Petrassi, al cual alude, señalándolo como su referente junto con las enseñanzas que absorbió en dicho proceso y la admiración por Stravinski Pero quizás lo más importante que el documental muestra (y demuestra) es la calidad técnico-académica que Morricone pulió en todos sus años de labor. Desde la música clásica, el sonido experimental, la banda sonoras de filmes hasta las canciones populares que llevaron a Gianni Morandi al estrellato, Morriconne aplicó toda su sabiduría y su talento.

Un sacrificado esfuerzo de dedicación permanente que dio sus frutos para beneplácito que quienes hemos disfrutado su obra a lo largo del tiempo. El documental propuesto por Tornatore (notorio admirador del maestro) bien que vale la pena. Y si quedan algunas dudas del legado intergeneracional que logró Don Ennio, alcanza con que miren el homenaje que el grupo “Metallica” le hace con el tema “The ecstasy of gold”. Está en Youtube. Impresionante.

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