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España quiere el Mundial 2030 y denuncian “La inestabilidad política y las revueltas en la calle” que hay en nuestros países

Mientras Uruguay junto a Argentina, Paraguay y Chile oficializan su candidatura para el 2030, el periódico El Español presenta una realidad discutible sobre nuestro continente.

Mientras Catar prepara su fiesta y Estados Unidos junto a México y Canadá ya comienzan a dar pasos rumbo a la siguiente Copa del Mundo que albergarán en el año 2026, la edición 2030 aguarda por sus países organizadores.

Desde hace años Uruguay lanzó su candidatura, a la que luego se sumó Argentina y finalmente Paraguay y Chile, quienes días atrás en Asunción oficializaron su deseo de albergar el Mundial que celebrará los 100 años de historia de la Copa del Mundo FIFA.

Pero no son solo nuestros países sudamericanos quienes pugnarán por este Mundial. En Europa suena fuerte desde hace años la candidatura de España y Portugal, que espera contar con el apoyo de toda la UEFA al haber dado un paso atrás la candidatura británica.

Al margen de esto, desde el periódico El Español de la península ibérica, surge una visión bastante discutible sobre la realidad de nuestros países sudamericanos, la cual, según la lectura de este informe, conspiraría en nuestra contra a la hora de la adjudicación de la sede.

Aquí el informe textual de El Español, sin quitarle ni una coma:

España y Portugal continúan ganando enteros para hacerse con la organización del Mundial 2030. La renuncia de Reino Unido concentrará el voto de las federaciones UEFA en torno a la ‘candidatura Ibérica’. La gran rival será la sudamericana de Argentina, Uruguay, Paraguay y Chile, que en su contra tiene la constante inestabilidad política y las revueltas en la calle que ya afectaron a la última Copa América.

El torneo de selecciones celebrado el pasado verano (invierno en América) cambió de sede en varias ocasiones. En alguna por la Covid-19, como en el caso de la renuncia de Argentina a celebrar el campeonato de selecciones. En otras por la falta de seguridad para los jugadores como en el caso de Colombia, que pasó de tener un examen de capacidades organizativas a acabar fracasando por la tensión social de la calle.

Iván Duque, presidente colombiano, defendió a capa y espada la celebración de la Copa América pese a la Covid y las protestas sociales. La población se revolvía por una reforma tributaria. Y los manifestantes, lejos de limitar su acción a las calles, también hicieron que su rechazo se viera reflejado en el fútbol.

Varios partidos se vieron afectados por los botes de gas lacrimógeno que emplearon las fuerzas policiales para combatir los altercados. De igual manera, la campaña para rechazar el torneo de selecciones por la crisis que vivía el país se extendió. La conclusión de todo fue que Colombia acabó perdiendo la Copa América en favor de Brasil, demostrando su incapacidad para diferenciar deporte y política.

El riesgo de estas protestas y altercados puede ayudar a España y Portugal, mucho más acostumbradas a controlar este tipo de escenarios. Sin ir más lejos, la crispación y violencia de los radicales en el fútbol argentino hizo que España, y concretamente Madrid, albergaran un duelo histórico entre Boca Juniors y River Plate.

La capital española fue la sede de la final de la Libertadores entre ambos clubes en 2018. Las batallas entre barras bravas de los dos equipos hicieron imposible la disputa del duelo. El Santiago Bernabéu se ofreció y el encuentro se pudo organizar en tiempo récord y sin ningún tipo de complicación con los aficionados. 

El poder de las diferentes organizaciones para controlar cualquier tipo de escenario será fundamental. Y ahí es donde Portugal y España parten con cierta ventaja frente a los países de la candidatura sudamericana. Argentina sabe lo que es verse sobrepasada con los radicales del fútbol. Y países como Chile y Paraguay se han visto sumidos en crisis sociales y políticas en los últimos meses. Uruguay, quien sueña con revivir el ambiente del primer Mundial celebrado en 1930, espera dar la sorpresa.

La renuncia de Reino Unido

Los países de Reino Unido tenían planificado aglutinar todo el fútbol entre 2028 y 2030. El panorama ya de por sí era complicado, pero la intención que tenían todas las federaciones era la de presentarse tanto a la Eurocopa 2028 como al Mundial 2030. Un órdago que con el paso del tiempo ha ido perdiendo fuelle hasta reorganizar la estrategia de sus autoridades.

Reino Unido decidió hace semanas cambiar el rumbo y poner todos sus esfuerzos en celebrar la Eurocopa 2028. La gran incógnita con la que contaban era sobre si la UEFA iba a estar por la labor de otorgarles el torneo después de los incidentes que se produjeron en la última edición.

Durante la Euro 2020, cabe recordar, hubo cientos de aficionados que acabaron con el cordón policial y accedieron a las inmediaciones de Wembley. Unos altercados que generaron numerosas críticas a la organización británica y que fueron acompañados de una sanción posterior a la FA. Ya en otros encuentros de la misma Euro se pudo vivir cierta violencia en las gradas. Pese al temor a un ‘castigo’ por parte de la UEFA, el entorno del fútbol europeo les transmitió la calma y optimismo respecto a su carrera por organizar la Eurocopa 2028.

La retirada de Reino Unido, ya oficial, les situará como grandes favoritos a celebrar la Euro 2028. España y Portugal, por su parte, serán la gran baza de las federaciones europeas para recuperar la organización de un Mundial de fútbol. La candidatura ibérica sigue cogiendo fuerza y la celebración de grandes torneos como la fase final de la Champions League 2020 o partidos de alto riesgo como la final de la Copa Libertadores avalan la capacidad de ambos países.

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