Homenaje al Padre “Cacho”

La JDM realizará un acto en homenaje al Padre “Cacho” este miércoles 7 de setiembre a las 15 horas en Sala de Sesiones.

A 30 años de su fallecimiento, ocurrido el 4 de setiembre del año 1992, el legislativo de Montevideo rendirá homenaje al sacerdote salesiano conocido como el cura de los “cantegriles» debido a su fuerte compromiso de trabajo en territorio para ayudar a los pobres, principalmente niños, niñas y jóvenes.

Cacho nació bajo el nombre de Isidro Ruben Alonso el 15 de mayo de 1929 en el barrio montevideano de Villa Dolores. A los 30 años de edad fue ordenado sacerdote y a partir de ahí llevó a cabo su tarea en distintas zonas del país.

En la Diócesis de Salto fue el primer asesor de la pastoral juvenil. No obstante, fue en el departamento de Rivera donde realizó su primera experiencia de presencia en los barrios, junto con otros dos salesianos, en la periferia de la capital riverense.

No encontrando eco en su congregación para continuar esa vida de inserción entre los pobres, en 1978 a partir de una invitación del arzobispo de Montevideo Carlos Parteli, aceptó trasladarse a Montevideo e instalarse en la carenciada zona de Aparicio Saravia, en la Parroquia de los Sagrados Corazones. Allí trabajó en comunión íntima con vecinos y vecinas, al punto que al final de ese año decidió mudarse a un rancho de lata y madera en el barrio Plácido Ellauri.

El Padre Cacho trabajó en la organización de hogares de acogida y de cooperativas de vivienda, además de participar en las movilizaciones por la dignidad del trabajo de los clasificadores de residuos. La Cooperativa de Vivienda para Jóvenes y el Movimiento pro Vida Decorosa son concreciones de su trabajo de esa época.

Pronto, la obra del Padre Cacho trascendería su barrio para ayudar a organizar comunidades en La Palmera, Santa María, Juan Acosta, 2 de febrero, Mausa, San Isidro y San Vicente, entre otros.

Víctima del cáncer, sus últimos meses los vivió en el Hogar Sacerdotal dedicado a expresar sus vivencias en escritos, pinturas y charlas con amigos. Murió el 4 de setiembre de 1992 y sus restos fueron transportados por un carrito de clasificadores de desechos hacia el Cementerio del Norte.

10 años después de su muerte, la urna con sus restos fue llevada en procesión por parte de los clasificadores de residuos por distintos barrios pobres de Montevideo hasta la parroquia de Possol.

La determinación del sacerdote de realizar su prédica religiosa entre los pobres quedó documentada en una carta que escribió cuando tomó la decisión de abandonar su parroquia y vivir en las mismas casas precarias de los barrios en las que trabajaba: “Siento la imperiosa necesidad de ir a vivir en un barrio de pobres y hacerlo como lo hacen ellos. No como táctica de infiltración, de camuflaje o demagogia, ni siquiera como gesto profético de nada sino para encontrarlo de nuevo a Él, porque sé que vive allí, que habla su idioma, que se sienta a su mesa, que participa de sus angustias y esperanzas”.

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