La obra de Petrona Viera llega al Museo Nacional de Bellas Artes de Santiago de Chile

Una artista plástica poco comú en los comienzos del siglo XX.

«Petrona Viera: creación sin fin», la muestra de una de las artistas uruguayas pioneras de la plástica llegó a Santiago de Chile. En la misma (que ya estuvo en República Dominicana) se exponen 26 obras de Petrona Viera, incluyendo su autorretrato, provenientes del acervo del Museo Nacional de Artes Visuales. Se cuenta con la curaduría de María Eugenia Grau, encargada del área de Investigación y curaduría del Museo. La muestra llegó ayer al Museo Nacional de Bellas Artes de Santiago de Chile, dónde estará hasta el 29 de enero 2023,

Grau señala que «la exposición constituye una síntesis significativa de las etapas artísticas de una de las creadoras de mayor relevancia en la historia de la plástica en Uruguay. La exposición pretende abarcar sus investigaciones técnicas y sus diversos abordajes temáticos. En ella se registra el poco visitado mundo de la infancia (juegos, danzas, paseos y secretos al margen del mundo adulto), paisajes – que rayan la abstracción despojada-, retratos, desnudos -poco habituales en la plástica local. Esas temáticas son presentadas en diversas técnicas: pasteles, óleos, grabados, dibujos».

Nacida en Montevideo en 1895, Petrona padecerá a los dos años de una enfermedad que la dejará sorda cuando estaba empezando a hablar; punto de arranque de una vida poco común, donde la comunicación artista- mundo, se producirá principalmente a través del microcosmos familiar, como lo atestiguan los motivos de sus obras. Comenzará su formación artística con el pintor Vicente Puig y la seguirá con Guillermo Laborde, contacto que abarcará casi veinte años de una trayectoria artística de cuarenta.Con Laborde, Viera entra en la corriente planista, experiencia estética introducida por Cuneo, pero que casi todos los jóvenes pintores en la década del veinte al treinta atraviesan, aunque en el caso de Petrona se extenderá aproximadamente diez años más. Su período planista se perpetúa aproximadamente hasta 1943, donde Viera incursiona por diversas técnicas: óleo, acuarela, grabados sobre madera y metal con el apoyo del profesor y pintor Guillermo Rodríguez. Esta etapa se prolongará hasta su muerte, el 4 de octubre de 1960.

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