La Plaza de Los Treinta y Tres Orientales

La Plaza de los Treinta y Tres Orientales de la ciudad de Salto es Monumento Histórico Nacional por el hecho tener esculturas y la fuente que representan la Belle Époque (bella época europea). Tuvo una remodelación en 1910 y la segunda y última en 1999.

La Plaza de los Treinta y Tres Orientales, también llamada hasta hace unos años como Plaza Vieja por ser la primera de la ciudad, queda ubicada en la manzana comprendida por las calles Juan Carlos Gómez, Uruguay, Florencio Sánchez y Artigas, en la ciudad de Salto.

Esta plaza es uno de los tantos Monumento Históricos Nacionales por el hecho de tener esculturas que son símbolo de la Belle Époque, que en español significa bella época europea, fenómeno que también se dio en otras ciudades de Latinoamérica. 

Cuando se habla de la bella época europea se refiere a un movimiento artístico donde la importancia estaba en la estética de lo bello en una situación donde había fuerza económica y satisfacción social.

En 1910 se realizó una gran remodelación de dicha plaza, que fue la primera, según consigna la página de la Intendencia de Salto.

El diseño de la plaza estuvo a cargo del reconocido paisajista Racine, que vino desde Montevideo exclusivamente para trabajar en dicho espacio público. Él retiró los antiguos paraísos, trazó sus diagonales y colocó la fuente en el centro.

En ella se instaló la alegoría “El Niño y el Cisne” que fue donada por Don José Pedro Farini, que era un rico comerciante y personaje político que supo estar por algún tiempo en la representación del departamento de Salto en su cuerpo legislativo. Dicha obra de arte la realizó el escultor alemán Theodor Kalide (1801-1863) en zinc. Pasaron los años y en su base se le agregaron piedras de cuarzo de la región.

La fuente representa la época en que era común que los espacios públicos o privados recibieran mobiliario que llegaba directamente desde Francia. La bella época europea llegó a nuestro país pero fue para unos pocos ciudadanos. La mayor parte de la población que no tenía acceso a ellos, solo los podían ver en estos espacios públicos.

La plaza está conformada por cuatros triángulos donde Racine en cada uno de ellos puso una pieza de escultura de “Las Cuatro Estaciones”. El significado de esas cuatro damas está en lo que tienen cada una en sus manos: el fuego significa la época del invierno, las flores la primavera, el trigo el verano y las frutas el otoño. Por mucho tiempo se creía que la significación estaba en la vestimenta de esas femeninas.

Las mismas se fundieron en hierro por la empresa Val d´Osne en Haute-Marne, que era la región de los hornos metalúrgicos de Francia. El autor de todas ellas fue Mathurin Moreau, quién hacía artísticamente el moldeado inicial y conocía a la perfección todos los condicionantes para fundir los metales. Con esas dos cosas lograba un refinado resultado, que eran la representación de las artes decorativas del Siglo XIX en Francia.

En la escalinata que se encuentra en la esquina suroeste se puede leer la fecha 1910 y cuando se dio su inauguración se instaló la red eléctrica.

Ese diseño de diagonales y árboles se modificó en la década del 70 por una propuesta del paisajista uruguayo Leandro Silva Delgado. “Las cuatro estaciones” fue cambiado de lugar y se alineó a los lados del camino principal, además de pintarlas de blanco y ponerlas sobre prismáticos que estaban recubiertos por plaquetas de mármol.

La última remodelación fue en 1999 y fue la que transformó lo que son las sendas inferiores y la ornamentación de la Plaza de los Treinta y Tres Orientales.

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