Se llevó a cabo la 25.º Edición del Festival de Cine Latinoamericano de Ottawa, dónde Uruguay participó con la presentación de la película «La teoría de los vidrios rotos».
Cabe recordar que el Instituto Canadiense del Cine creó el Festival de Cine Latinoamericano de Ottawa en 1997. Desde entonces, su objetivo es incrementar la conciencia, el aprecio y la comprensión del cine latinoamericano aprovechando su riqueza y diversidad. Durante los últimos 23 años, este Instituto, junto a las Embajadas de los países miembros del GRULA han presentado más de 300 películas de sus respectivos países en Ottawa, contando con la visita de cineastas, y la participación de cerca de 68 000 espectadores. En este sentido, el Festival ha crecido hasta convertirse en uno de los eventos culturales más esperados del año en esta capital.
La consigna de este año era brindar a los espectadores una oportunidad para reencontrarnos no solo con las raíces latinoamericanas, sino con todos los interesados con el prestigioso cine de nuestra región. Participaron 11 países y ofrecieron una gran variedad de largometrajes que deleitaron a gran parte de la población de Ottawa y sus alrededores.
«La teoría de los vidrios rotos» es el egundo largometraje del director uruguayo Diego Fernández (el primero fue Rincón de Darwin), con guión escrito por el propio realizador y Rodolfo Santullo. Estos vidrios rotos cuentan en clave de comedia con tintes de serie negra policial la historia de Claudio, un treintañero montevideano que trabaja como perito de una empresa de seguros y es ascendido a través de un traslado a la zona fronteriza con Brasil. En la capital queda su mujer, con la que hace dos años intenta tener descendencia sin éxito.
En el nuevo destino comienzan a incendiarse varios autos, y Claudio deberá mantenerse en el lugar para descifrar el origen de los siniestros. Fernández propone una película atravesado la psicología social, la que da nombre al filme: la teoría de los vidrios rotos. Ese experimento demostró, a través de la rotura del vidrio de un auto, que una vez que comienza un proceso de violencia éste se desencadena hasta la destrucción, sin importar cuál sea el contexto socioeconómico.
