Visiones críticas brotaron también en la primavera democrática: 1987, 1988, 1989, fueron años de proliferación de revistas under, que abordaban la fantasía y la ciencia-ficción: Cable a Tierra, Diaspar, Trantor, Smog, REM o Tranvías & Buzones buscaron oxigenar la literatura; fueron el reflejo de ese aire nuevo que circulaba por la ciudad. En 1990 Banda Oriental publicó Más vale nunca que tarde, y Arca al año siguiente, Extraños y extranjeros; los textos presentados en ambos volúmenes son testimonio de este fenómeno emergente.
El género, tildado entonces de “raro”, si bien no contó con la complicidad de un público masivo, fue una propuesta que escaló desde el under hasta ocupar un lugar preponderante en la literatura local. Quienes escribieron desde esa capa de la atmósfera lo hicieron con acentuados rasgos de desencanto; en zonas imaginarias que se excluyen del mundo para perpetrarse en la noche, en las márgenes de la razón, en difusas fronteras, en suburbios reales o inventados, porque Montevideo es esta y es otra.