Nueva doctrina naval rusa dice que «las pretensiones de dominio de EEUU en el océano mundial es el principal desafío»

Vladímir Putin anunció que la armada incorporará misiles hipersónicos que "desconocen barreras".

El presidente Vladímir Putin aprobó por decreto la nueva doctrina naval de Rusia y la versión actualizada del Reglamento Naval. La promulgación tuvo lugar en el Museo de Historia de San Petersburgo, dentro de la Fortaleza de Pedro y Pablo.

El mandatario ruso pasó revista a los barcos dispuestos en línea en la rada de Kronstadt, en el golfo de Finlandia, con ocasión del Día de la Armada que se celebra en Rusia el último domingo de cada julio. En el desfile naval que coincide con el 326 aniversario de la Armada, participan más de 40 buques, 42 medios aéreos y más de 3.500 efectivos.

Al pronunciar un discurso ante la tropa, Putin dijo que en la nueva doctrina naval de Rusia «se han esbozado claramente las fronteras y las zonas de intereses nacionales», ante todo en las aguas del Ártico, el mar Negro, los mares de Ojotsk y Bering, el estrecho de Baltiysk y el de las Kuriles. «Vamos a defenderlas con firmeza, por todos los medios», aseguró.

El presidente realizó en su intervención las capacidades de la Armada rusa. «Puede dar una respuesta fulminante a cualquiera que se atreva a atentar contra nuestra soberanía y la libertad», dijo. Mencionó en particular los misiles hipersónicos Tsirkon que «desconocen barreras».

Putin avanzó que la Armada va a incorporarlos en los próximos meses, y que el primer buque en recibirlos será la fragata Almirante Gorshkov. El misil Tsirkon está diseñado para volar a una velocidad de Mach 9 (nueve veces más rápido que el sonido) y posee un alcance superior a los 1.000 kilómetros.

«Las pretensiones de dominio de Estados Unidos en el océano mundial son el principal desafío para Rusia», según la nueva doctrina naval. El documento enumera diez «principales desafíos y amenazas a la seguridad nacional y el desarrollo sostenible» de Rusia en el ámbito marítimo. El número uno es «el rumbo estratégico de EEUU al dominio en el océano mundial y su influencia global sobre la evolución de procesos internacionales, particularmente, aquellos que están relacionados con el uso de las vías de transporte y los recursos energéticos del océano». A renglón seguido, la doctrina señala «el afán de EEUU y sus aliados por limitar el acceso de la Federación de Rusia a los recursos del océano mundial y las vías de transporte de importancia vital».

Entre otros desafíos, la doctrina naval menciona las reclamaciones territoriales sobre territorios costeros e insulares por parte de otros Estados; la expansión de la Alianza Atlántica hacia las fronteras rusas y el creciente número de ejercicios navales que lleva a cabo en aguas próximas a Rusia; así como el deseo de EEUU de asegurarse la superioridad abrumadora de sus fuerzas navales, junto con el incremento de las capacidades de combate navales de otras naciones.

También representan una amenaza para Moscú los conflictos armados en zonas que son importantes desde el punto de vista geopolítico o en países que tienen acceso al océano mundial; las presiones económicas, políticas, militares y de otra índole que podrían mermar la efectividad de las operaciones navales de Rusia; los esfuerzos que buscan debilitar el control de Rusia sobre la ruta marítima del Norte y ampliar la presencia naval de otros Estados en el Ártico; los intentos de cambiar en beneficio propio las normas que regulan la navegación internacional; la escalada del terrorismo internacional, piratería marítima y transporte ilegal por mar de armas, estupefacientes, psicotropos y sus precursores, sustancias químicas y radiactivas.

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