Una colilla de cigarro: se degrada entre 12 y 25 años

Las colillas de cigarros son muy contaminantes para el ambiente ya que presentan hasta 7.000 compuestos químicos tóxicos, demoran mucho tiempo en degradarse y pueden llegar a contaminar 50 litros de eso. La empresa social No Más Colillas (NMC) trata de que eso ocurra en menor medida.

La empresa social No Más Colillas (NMC) surgió el 5 de junio de 2019. Ese día había una manifestación en la Explanada de la Intendencia de Montevideo donde se exigían políticas ambientales. En ella se encontraba Joaquín Betancourt.

“Algunas de ellas fumaban y tiraban las colillas al suelo. Al ver eso, en vez de quedarme ahí parado como si nada pasara (Betancourt), decido tomar acción y durante 45 minutos juntó todas las colillas de cigarro que se encontraban en el piso de la Explanada.

Esto empezó por la necesidad de resolver una problemática y a partir de esa manifestación es que pienso que debemos ser un montón de personas en todo el país con ganas de que se haga algo con respecto a esto. Había que generar un proyecto que deje de lado los discursos y que empiece a plantear soluciones para poder recuperar este residuo y que se pueda reciclar. Así es como surge en 2019 lo que hoy es NMC”, manifestó a Diario La R, el fundador de NMC, Joaquín Betancourt.

El trabajo de ellos se basa en tres pilares importantes y fundamentales que son el concientizar a la población, informar sobre el impacto y luego brindar soluciones para poder recuperar este residuo. Una vez que se recupera se recicla en productos que quedan en la cadena de valor del país para comercializarlos y usarlos en causas sociales y ambientales.

“El reciclaje se hace junto con TEKO que tiene un proyecto de economía circular que trabaja para darle una trazabilidad a este residuo y a partir de las colillas de cigarro generar productos como pinturas. A partir de esa (colillas), hacemos arte con la pintura de murales y cuadros en escuelas y liceos de todo el país”, comentó.

Actualmente ofrecen servicios a otras empresas para gestionar sus residuos, tanto de colillas como de tapabocas. También tienen socios que donan 200 pesos uruguayos por mes para poder financiar los proyectos sociales que llevan adelante. Uno de ellos, es Sembrando Consciencia que brinda educación ambiental en más de 50 centros educativos de todo el país. Luego hacen toda una parte gratuita para la población que es el recibo en los centro de acopio, tanto de colillas como tapabocas, y los destinan al reciclaje.

Con respecto a cuánto contamina una colilla de cigarro y cuando demora en degradarse dijo que “una sola colilla contamina hasta 50 litros de agua y puede contener hasta 7.000 compuestos químicos tóxicos. Demora en degradarse entre 12 y 25 años, no tanto como los plásticos tradicionales. El problema principal es toda la contaminación que puede generar entre esos 12 y 25 años y si llega al mar puede contaminar esos 50 litros”, sostuvo.

Un dato interesante y a tener en cuenta es que en Uruguay por día se desechan cinco millones de colillas de cigarros aproximadamente. Todo eso, sin tener en cuenta la población menor de edad que fuma.

La idea de hacer los recipientes para que las personas tiran sus colillas ahí adentro surgió en conjunto con TEKO. “Nicolás, que es su fundador, fue el que diseñó e ideó el recipiente, que hoy en día es de metal y está adaptado a todo. Fue una co-creación. Se hicieron por la falta de lugares donde desechar el residuo además de la necesidad de acopiar en un lugar que sea seguro, por eso son de metal. Por otro lado, nosotros también teníamos que tener una trazabilidad del residuo de forma mensual”, subrayó.

Si nos centramos en los tapabocas, la diferencia con la colilla es el material que es tela no tejida. Están hechos de polipropileno que es un plástico derivado del petróleo. El problema de contaminación que tienen es que algunas especies lo confunden con comida y lo ingieren.

“Entonces, no es tanto la contaminación por químicos tóxicos que puedan tener, pero si demora muchísimos más años en degradarse como la botella, la tapita o los distintos derivados del petróleo. También está el riesgo que genera el elástico que tiene que es el que puede generar que las especies se enreden.

Nosotros, así como modo de dato lo que podemos decir es que en el primer año de pandemia llegaron al océano y a los distintos cauces de agua 1.560 millones de tapabocas en el mundo”, sentenció.

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