Domenech: la eutanasia «parece una imposición de algunos centros de poder que son mundiales»

El senador de Cabildo Abierto dijo que en Uruguay "nos sentimos como que somos una especie de monigote que actuamos de acuerdo a impulsos que nos vienen de afuera"

El senador por Cabildo Abierto, Guillermo Domenech, en diálogo con Grupo R Multimedio defendió su postura ante la eutanasia, consideró que hay que invertir más en cuidados paliativos y expresó que en el mundo hay una especie de neomalthusianismo, una teoría demográfica, social y poblacional que considera el exceso de población de las clases pobres u obreras como un problema para su calidad de vida.

Con media sanción de la Cámara de Diputados, el proyecto de ley para despenalizar la eutanasia pasó al Senado para su tratamiento parlamentario y de acuerdo a las opiniones que adelantaron algunos senadores hay altas posibilidades de que este se apruebe. Pero así como existen manifestaciones a favor, están aquellas que defienden su negativa y en ese marco Grupo R Multimedio habló con el senador de Partido Cabildo Abierto, Guillermo Domenech, quien abiertamente defendió su postura. 

Así como la opinión pública sacó sus conclusiones, Domenech reflexionó sobre el futuro del proyecto y expresó que «obviamente que se va a definir en el momento que se celebre la sesión y se vote, pero todo hace presumir que es probable que obtenga aprobación parlamentaria». Destacó que por ese motivo «le hemos pedido al señor Presidente que en su caso, como sucedió en otras oportunidades, vete el proyecto», con el cual varias autoridades están en desacuerdo. «Creemos que es muy dañino para el país», concluyó.

Consultado si su pensamiento va por el camino del senador Guido Manini sobre que “avanza la cultura de la muerte”, declaró que considera que «hay una especie de neomalthusianismo (teoría demográfica, social y poblacional que considera el exceso de población de las clases pobres u obreras como un problema para su calidad de vida) a nivel mundial». Consideró además que es «desagradable» el hecho de que en Uruguay «nos sentimos como que somos una especie de monigote que actuamos de acuerdo a impulsos que nos vienen de afuera, porque en el mundo entero parece que hay una oleada de propuestas tratando de consagrar legislativamente la eutanasia».

En ese marco entiende que «hoy día está de moda en todos los países consagrar la eutanasia» y lo considera «bastante sospechoso». «Parecería que no responde a una iniciativa que surja de las preocupaciones de nuestro pueblo sino que parece una imposición de algunos centros de poder y mundiales», agregó.

Desde el inicio se instauró la duda de qué piensa la población uruguaya al respecto y según una encuesta de la consultora Factum realizada este año, el 77% de los uruguayos está de acuerdo con legalizar la eutanasia y según la encuesta realizada por el Sindicato Médico del Uruguay el 82% estaría de acuerdo. En cuanto al razonamiento del senador ante estas cifras y sus palabras anteriormente dichas, expresó que «los medios de comunicación juegan un papel muy importante y estos han sido utilizados en tomar medidas para favorecer esa corriente y nosotros tenemos la obligación de llamar a la reflexión».

Domenech planteó que en nuestro país, uno de los «principales problemas es el demográfico» y muchas veces nos preocupamos de la extinción de algunas especies de animales pero el mayor peligro es la del ser humano, entonces entendemos que favorecer lo que es la cultura de la muerte no es bueno».

Médicos en «verdugos»

El proyecto de ley para despenalizar la eutanasia nace en el pedido del contador Fernando Sureda al actual presidente de la Cámara de Representantes, Ope Pasquet porque tenía Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) y no quería llegar hasta el final de la enfermedad, pero en Uruguay cualquier forma de ayuda que le podían brindar es delito. Casos como este pusieron sobre la mesa, o sea el derecho a vivir una vida digna y finalizarla igual, incluyendo la libertad como parte esencial de esta, cuestionando en ese sentido cómo por respetar la vida se olvidan otras condiciones. Al respecto Domenech expresó que «es realmente muy difícil determinar cuál es el principio de la vida y cuál es el fin de esta, o sea la muerte. Hay muchas personas que en determinado momento siente que su vida no vale la pena y que no tienen interés en sobrevivir y al rato cambian de opinión. Y muchas personas pensando que tienen una enfermedad incurable, se suicidaron y después resulta que no era así y hubiera tenido una vida satisfactoria».

Además recordó que Uruguay tiene una alta tasa de suicidios y aunque el proyecto en el Artículo 5° expresa: «La voluntad del paciente de poner fin a su vida es siempre revocable. La revocación no estará sujeta a formalidad alguna y determinará el cese inmediato y la cancelación definitiva de los procedimientos en curso», el senador entiende que «no se trata de aprovechar el momento de debilidad de una persona para matarla».

Domenech agregó que «esta ley además va a transformar a los médicos que tienen una profesión maravillosa en verdugos, porque van a ser los encargados de darle muerte, que hoy en día serían homicidas» y finalizó que «esto no hace a la importancia y a los valores que tienen el ejercicio la profesión y corren riesgo a verse enfrentados a reclamos de órden judicial» porque considera que el proyecto no deja en claro la forma de cómo se va a documentar el consentimiento del paciente. Cuestionando cómo «firmar un papelito es suficiente para acreditar el consentimiento libre de la persona que desea ser asesinada».

«No podemos estar legislando para las excepciones»

El senador recordó que dado los avances de la medicina, los cuidados paliativos han mejorado y respecto a los casos donde no es aplicable, entiende que «no podemos estar legislando para las excepciones». En esa línea hay que recordar que en 2021 se aprobó con todos los partidos políticos presentes en la Cámara de Representantes un proyecto de cuidados paliativos que declara como derecho universal el recibir atención a todas las personas que padecen enfermedades graves, progresivas y/o avanzadas, con escasa o nula respuesta a tratamientos específicos. También se indica que esas personas deben presentar múltiples síntomas severos, cambiantes en el tiempo que impactan en la autonomía y en la calidad de vida por la carga sintomática o psicológica, discapacidad o dependencia que generan, y limitan su pronóstico vital. Asimismo contempla disminuir el sufrimiento de las personas mediante un adecuado control del dolor y otros síntomas y que los prestadores de salud deben contar con los recursos materiales necesarios para prestar la atención y conformar los equipos especializados y específicos para niños y adultos, entre otros temas.

Además el Ministerio de Salud Pública recordó que en 2019 el país dio un paso más y, a partir de ese año, por ordenanza ministerial, la cartera dispuso la obligatoriedad de la implementación de los lineamientos para el desarrollo de cuidados paliativos a todos los prestadores del Sistema Nacional Integrado de Salud, siendo Uruguay el país de América Latina con mayor cobertura, abarcando al 65% de la población. La Dra.Mercedes Bernadá, Coordinadora de la Unidad de Cuidados Paliativos Pediátrico del Hospital Pereira Rosell, reconoció que existe una falta de recursos tanto en centros públicos como privados para cumplir con el servicio. Ante esto, Domenech manifestó que «evidente que hay que trabajar en ese sentido, me parece que en vez de derrochar dinero en la eutanasia, lo podemos aplicar en los cuidados paliativos».

«Sobre cuidados paliativos se vienen hablando desde hace mucho tiempo y es obvio que el tema iba a adquirir otro destaque cuando tuviera relación con planteos como este de la eutanasia, pero se viene trabajando en esa materia y como todo se viene progresando en una determinada línea», agregó y reflexionó que «las cosas a veces no se producen instantáneamente sino que requieren un proceso de maduración y de experiencia».

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