Leonel Brizola Exilio y Gobernador

De niño incorporé a Leonel Brizola a mi paisaje, sin saber todo lo que íbamos a compartir en el exilio. Era amigo más de mi viejo al que visitaba en sus pagos de El Cerro Negro. Supe de su condición de exiliado cuando en el Golpe en Brasil de los 60 era Gobernador de Porto Alegre. Yerno además de Jango Goulart. Primero, se le había obligado a residir en Atlántida. Paz Estenssoro recuperó la Presidencia de Bolivia en el 52 exiliado y confinado en Minas.

Después, se instaló en Montevideo, en un edificio de dos pisos, frente al Edificio Panamericano, a metros del puerto del Buceo. Creo que allí le conocí. Quién haya tratado a ambos, Leonel y Wilson, habrá visto que no podía. no ser amigos. Eran muy parecidos. 

Tuvo campo en Durazno. Tras el Golpe del 73, y la tragedia que nos alejó del exilio porteño, en el 76, casi no supimos de él.

Hasta el 75, yo vivía en Montevideo y mis padres en Buenos Aires El 3 de octubre del 74, un grupo de militares democráticos (C.N. Piñeyrúa a la cabeza) y civiles como José C. Williman, me advirtieron del riesgo de vida de Wilson. Me piden convencerlo de que se vaya de Argentina. No era fácil, (ese día, acá había nacido una nieta) Con la ayuda de mi madre, el 4 de octubre viajaron a Lima.

Allí residían dos brasileños amigos: Neiva Moreira, asesor del Pte. Velasco Alvarado, y casado con una uruguaya, Beatriz Bessio, que años después sería la representante de la Convergencia Democrática en Brasil. El otro, Darcy Ribeiro el más grande ecuador de Brasil. Ambos muy amigos de Brizola.

Antes de regresar Wilson a Argentina, a Darcy le diagnostican un cáncer terminal. El pronóstico resultó demasiado pesimista. Darcy volvió de inmediato, a morir al Brasil. Pero murió 23 años más tarde tras haber sido Vice Gobernador de Río de Janeiro durante el gobierno de Brizola.

Wilson regresó a Buenos Aires de donde tras el asesinato de Zelmar Michelini y Toba Gutierrez, (yo ya exiliado) tuvimos que irnos al hemisferio Norte. La noche del secuestro de ambos, yo estuve con Toba en su “almacén” y con Zelmar, en el Hotel Liberty.

Tras declarar en el Congreso de EEUU, el viejo fue a residir en Londres y yo en quedé en EEUU. Trabajaba en La “Washington Officer on Latin America (WOLA)” una ING que “monitoreaba la política exterior de EEUU hacia América Latina.” En esa etapa, me hago muy amigo de Brizola, a quien el 13 de setiembre del 77, el gobierno uruguayo sorpresivamente lo echa del país. Viaja a Buenos Aires. 

Se aloja en al Hotel Liberty, de donde la madrugada del 18 de mayo /76 se habían llevado a Zelmar. Brizola contaba que los empleados del Hotel le advirtieron del peligro imperante. Algunos artículos, dicen que él fue sabiendo que no quedaría en Argentina. Lo seguro es que en Uruguay y Argentina tenía un puñado grande de amigos del PDT, su Partido, de los que rodearse. En Nueva York no.

Mi amigo, compañero de exilio y más adelante secretario de Wilson, Diego Achard estaba pasando “un tiempito” en Nueva York. Me avisa de todo y le vamos a esperar al aeropuerto Kennedy a donde Brizola llega un 15 de setiembre pasado el mediodía. Estuvimos en contacto con él, hasta que un par de meses después viaja a Portugal, donde se radica hasta su retorno al Brasil.

Diego le veía casi todos los días. Yo, era difícil que no viajara un fin de semana a juntarme con ambos. Es muy removedorver las “agendas” que yo llevaba.Anotaba todo lo que había ocurrido, hasta la hora en que apagaba la luz. El reencuentro fue maravilloso. Lejos de quebrarle Leonel había readquirido, nueva fuerza, complementada por su irresistible sentido del humor. Muchas veces tenía salidas que a mi, ocultando con una leve sonrisa, me hacía acordar mucho a mi padre.

Solía llevarnos a tomar algo a un resto/bar “Copacabana”. Un día Diego, que era mucho más directo que yo, le pregunta: “por qué le gusta tanto este lugar? Hay muchos boliches brasileños en Manhattan” Y él en correcto portuñol respondió: “porque acá Diego, todos os varones falan pra mi como `senhor governador´” .

Una noche nos convidó con Campari y una picada. En determinado momento nos ofrece repetir . “¿Mais um Campari?” Ambos accedimos y él se sumo, llama al mozo como decimos acá, (en algunos países es un término despectivo), y le dice “Waiter, more three Campari”. Traducción literal de “mais tres…” Había fundado un nueva lengua: el anglo-portuñol. 

En mi oficina en Washington, trabajaba una monjita: Jo Marie Griesgraber, que se encargaba de Brasil. Un día me pide una reunión con Brizola en Nueva York. Allí fuimos, nos recibió en el Copacabana. Me saque una foto con él tomando mate, tan gaucho en nuestra Patria como en Río Grande.

Jo Marie preguntó, libreta de notas en mano, en intenso “spanglish”: “Gobernador, you para retorno democracía por Brasil, tener estrategía o tactica”. Era un festival de lunfardos multi idiomáticos. Se aprestó, infructuosamente para resumir la respuesta. Pero en vez, quedó helada con la lapicera en la mano.

Mira Jo Marie” comenzó a responderle Brizola. “Cuando eu iba con Neuza a vistar Wilson, teníamos que cruzar o Arroyo do Matruta. Si había llovido muito, nao daba paso. Entonces yo probaba tactica. Ponía media primera y aceleraba. Mais si eso nao resultaba, trocaba para estrategia. Mandaba Neusa a lo de Jao Francisco, eu iba lo de Arrieche, voltábamos con dos tractores. Uno empuyaba y otro tiraba. Lo mismo acontece no Brasil.”

Creo que Jo Marie, a quien veo cada tres o cuatro años, debe seguir intentando descifrar la entrevista.

Un día se fue a Portugal. De tanto en tanto nos veíamos en Lisboa, en alguna gira de la Convergencia. Vuelve a Brasil, se presenta, con Darcy de compañero de fórmula, como Gobernador de Río y gana. El 15 de marzo del 83 jura como Gobernador. Nos invitó a su asunción. Increíble, exactamente 5 años después en esa fecha Brizola viene a Uruguay al entierro de Wilson. 

Anselmo Sule (Chile), José Francisco Peña Gómez (Dominicana), Laino (Paraguay), Jaime Paz (Bolivia), Apolinar Díaz (Colombia), Carlos Andrés (Venezuela), Wilson (Uruguay), Figueres (Costa Rica), Memo Ungo (El Salvador)… Un Congreso de diversidad democrática en Río. De allí tengo la foto que nos sacamos los tres juntos él, mi viejo y yo. Durante la ceremonia, irrumpió el “Bejo Queiro”, un personaje famoso de esa época que irrumpa pidiendo un beso. Besó a Paulo VI, a la Reina británica y ese día … a Brizola. 

En el 2014 se inauguró su monumento en Porto Allegre entre la Catedral de Porto Allegre y el Palacio Piratini. Allí fui. En el 2019 el libro que escribí sobre mi padre con Vignolo recibió en muchos premios en Brasil: Asoc. de la Prensa, Mov Justicia y DDHH, Liga de Abogados… Fui a su monumento. Me di cuenta cuanto le extraño.

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